Un proverbio de Publilius Sirius

Discipulus est prioris posterior dies

La banalización del mal

Nada es igual

Nada es igual a nada. Las catedrales de León y Burgos son góticas, pero muy distintas. No hay dos personas iguales. No hay dos libros iguales -salvo que sean el mismo, claro-. Porque nada es igual. No hay dos paisajes iguales, ni dos canciones iguales, ni dos países iguales, ni dos ciudades iguales. Nada es igual. Si nada es igual, ¿por qué a veces se dice "todo es igual"? O, ¿todos sois iguales? Está claro que aquí se emplea "igual" en un sentido analógico, se es igual en algún aspecto, pero en su conjunto, nada es igual a nada.

Siempre el mucho trato, donde no hay Dios, pone enfado. (Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán).

Aviso para internautas

No el mucho saber harta y satisface al alma, sino el sentir y gustar de las cosas internamente (San Ignacio de Loyola, Ejercicios espirituales, n. 2).

El debate escamoteado

Hay en España ahora un debate abierto sobre si las chicas de 16 años pueden abortar o no sin consentimiento de los padres. El debate surge a partir de una nueva ley de aborto que el Gobierno impulsa y que trata de modificar la ley actual, de indicaciones, por otra de plazos. Da la impresión de que la cuestión de las chicas de 16 años ha sido introducida por los fautores de la ley como el trapo rojo que atrae la embestida del toro. Sea lo que fuere, se trata de un debate escamoteado.
La cuestión es ¿Al abortar se elimina la vida de un ser humano? Si es así, tan malo es que aborte una chica de 16 años que una mujer de treinta. ¿O es el que el ser concebido en el útero de una chica de 16 años ha de ser más protegido que el que ha surgido en el vientre de una mujer mayor de edad? Si el aborto no lesiona ninguna vida, ¿por qué debatir sobre la edad en qué es oportuno hacerlo?

Conceptualizar de manera sensata y racional

José Luis Rodríguez Zapatero. Magazine. 31 de mayo del 2009. "Creo que nadie puede conceptualizar de manera sensata y racional lo que puede ser un ser supremo que haya provocado la creación y al cual estemos todos sometidos de una manera u otra. Creo que lo que es trascendente es lo que uno puede hacer más allá de su corta existencia.

¿Por qué no podemos conceptualizar de manera sensata y racional lo que puede ser un ser supremo? Si investigamos el genoma, las partículas del espacio, ¿no podemos conocernos a nosotros mismos? ¿no podemos indagar el origen del universo, el sentido del mundo? Muchos han pensado y escrito sobre Dios. ¿Han perdido el tiempo? ¿Por qué imponernos ese límite mental en la era científica en que vivimos? Si decimos que no podemos saber algo, nos exoneramos de tomar posición sobre ello. ¿No es más honesto decir: no sé, no quiero, dudo que "no puede conocerse"? La voluntad opera de dos maneras diversas: tomando una decisión sobre lo que la razón le ofrece o dirigiendo la operación de la razón, bien impulsándola, bien frenándola. ¿Es positivo frenar la razón?